La violencia y lo sagrado

La violencia y lo sagrado

La violencia y lo sagrado

René Girard.

La obra de René Girard -situada en los confines de la crítica literaria, la antropología, la teología, el psicoanálisis colectivo- ha provocado una profunda conmoción en el panorama cultural de las últimas décadas. El propósito de La violencia y lo sagrado es remontar hasta los orígenes de todo el edificio cultural y social que está en el centro de nuestra civilización, investigando los mitos y los ritos que fundan y perpetúan todo orden social. La investigación se apoya simultáneamente en una relectura muy personal de los clásicos griegos y en una discusión rigurosa de los principales sistemas -sociológicos, etnológicos, psicoanalíticos- que han intentado ofrecer una explicación global de los primeros ritos y de las primeras instituciones culturales y sociales. En particular, René Girard polemiza vivamente con Freud, o mejor dicho con sus sucesores, poco clarividentes respecto a ciertas intuiciones de Totem y tabú. Tras criticar las insuficiencias de la teoría del complejo de Edipo, Girard pone énfasis en el rol de la «violencia fundadora» y en el de la «víctima propiciatoria», negligidos ambos, hasta el presente, por todos los investigadores, y sin embargo fundamentales.

Editorial Anagrama, Barcelona, 1983

René Girard (1923-2015) fue un crítico literario, historiador y filósofo francés notable por su teoría de la mímesis que surgió en primera instancia para analizar obras literarias en las que se muestran relaciones interpersonales miméticas. Posteriormente fue aplicada al análisis de la violencia en las sociedades primitivas que se fundamentan en lo sagrado; y por extensión, a la violencia en las sociedades contemporáneas.

El concepto de mimesis corriente, descrito en la Poética de Aristóteles, y derivado de Platón, excluye dos tipos de conducta que también son sujetos de imitación por parte del hombre: el deseo y la apropiación. Para Girard, el deseo humano es esencialmente mimesis o imitación, es decir, nuestros deseos se configuran gracias a los deseos de los demás (en esto difiere de Freud ).

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