Salvatore Puledda, Interpretaciones del humanismo.
A comienzos de la década del ‘80, la situación de los humanismos era desordenada. Por una parte, el existencialismo sartriano no había podido desembocar en una corriente que, expresada políticamente, conmoviera los ambientes intelectuales más allá del estudio de los filósofos y las producciones de los literatos. Heidegger, había descalificado a todo humanismo conocido como una expresión metafísica más. A cambio de esto, llamaba al silencio y a la preparación de la “nueva alborada del Ser”.