Las sufragistas es una película dirigida por Sarah Gavron en 2015. Se trata de un film ambientado en la Inglaterra de 1912 que, a través del personaje principal, Maud, trabajadora de una lavandería industrial, explotada y vejada por el patrón, nos va introduciendo, desde su interioridad personal y vivencial, en la dinámica del movimiento sufragista que tuvo lugar entre finales del siglo XIX y el comienzo de la I Guerra Mundial.
En este artículo reflexionaremos acerca de los problemas metodológicos en relación a la lucha sufragista de la mujer, desde una doble perspectiva, caracterizada por su inevitable confrontación con el contexto en que se inserta. Por un lado repasaremos la estrategia no violenta, como novedad activista, que desconcierta al opresor provocando una reacción desproporcionadamente violenta que se muestra en el film en secuencias de persecución a las suffragettes, en las dificultades para identificarlas o para someterlas y en el trato vejatorio en prisión o en la represión a manifestantes que sólo mostraban su desacuerdo ante una decisión del Parlamento británico. Por el otro lado, observaremos algo que podríamos llamar la constitución de una “mirada femenina o feminista” que pone de manifiesto, precisamente, la perspectiva masculina desde la que se interpreta los acontecimientos como “verdad objetiva” no cuestionada e incuestionable. La construcción de esta mirada feminista forma parte de un proceso, actualmente vigente, que desenmascara el sesgo “patriarcal” interiorizado en el conjunto de la sociedad independientemente del género al que se pertenezca. Este punto, quizás no se alude tan claramente en el film que elude tocar temas como el lesbianismo o simplifica demasiado el papel los hombres que participaron en la reivindicación del voto femenino.