Es indudable que España ha sido un imperio. Y que algunos se alegran mucho de que así fuera y alardean de nuestra superioridad cultural y racial (incluso). Parece como que por las venas de l@s presentes habitantes de la Península Ibérica corriesen las «gestas» de sus antecesor@s y que por ello hubiésemos de estar orgullosos y confiados de nuestra superioridad sobre otros pueblos.
Además, resulta asombroso y turbador que los mismos razonamientos en otros pueblos, léase Francia o Reino Unido, por ejemplo, no los valoremos en igual medida. En sus historias imperiales vemos grandes y clarísimas pruebas de abusos, imposiciones, matanzas, inhumanidad y otras indignidades evidentes.
Nosotr@s disfrazamos nuestras conquistas imperiales. A la conquista la América lo llamamos descubrimiento y disfrazamos las enormes injusticias que cometimos (véanse los artículos España y el saqueo de América. La sangre del oro y la miseria del Imperio. Parte 1/2 y España y el saqueo de América. La sangre del oro y la miseria del Imperio. Parte 2/2) con evangelizaciones y la no desaparición total de las poblaciones americanas que estuvieron bajo nuestro poder. Sabemos de que ingleses y franceses tuvieron una detestable historia como negreros, pero en España es casi desconocida la responsabilidad de nuestra realeza y élites en la trata de esclavos. Celebramos el 12 de Octubre como la fiesta nacional y como la fiesta de la Hispanidad. ¿Qué Hispanidad? Porque a poco que investigues la «fiesta» se vuelve sonrojo y si profundizas, vergüenza total.
¿Cómo se ha de contar la Historia?
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