Manuella LIBARDI
20/06/2020
El crimen de George Floyd volvió a poner la cuestión del racismo en el centro del debate público. Pero no se trata sólo de Estados Unidos. En Brasil también escalan los crímenes racistas, y son parte de una realidad que ha sido silenciada. El gran debate de estos días parece girar en torno a si los disturbios, los saqueos y el uso de la violencia pueden ayudar o perjudicar la lucha por la justicia racial. Estos hechos parecen molestar a la gente mucho más que el tema en cuestión: el asesinato de George Floyd y el racismo sistémico que lo hizo posible. La respuesta es compleja, porque la violencia, hasta cierto punto, ha dado poder político a los negros en Estados Unidos, mientras que la no violencia ha mantenido a sus contrapartes brasileñas ocultas, escondidas y en gran medida ignoradas. Leer el articulo publicado en el sitio La diaria