Akop P. NAZARETYAN
13/08/2018
La fe en la vida póstuma (primero la de otros individuos y luego la propia) ha acompañado la historia del género Homo durante más de dos millones de años; en una versión antropológica, contribuyó radicalmente a la viabilidad del Homo primitivo [8,9]. Mucho más tarde, en el Neolítico y en las primeras ciudades-estado, la imagen de la existencia después de la muerte adquirió versiones multiformes, y hasta el Tiempo Axial (mediados del primer milenio a.C.) el pensamiento mitológico dominó completamente en la cultura [10]. Entre las peculiaridades de tal pensamiento está que la argumentación moral apela exclusivamente a los súbditos del otro mundo (los antepasados totémicos o dioses) que lo ven todo, aunque uno logre ocultar su mala acción a otras personas y castigarla ineludiblemente por ello. La idea de la elección individual y la responsabilidad personal es apenas perceptible en la cosmovisión mitológica infantil… Leer el articulo publicado en el Sitio Pressenza