Vera I. Puzko.
Seminario Científico Internacional, Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos.
Centro de Estudios Humanistas de Moscú, octubre de 2006.
La integración de la personalidad, su integridad, es uno de los objetivos superiores de las ciencias sociales modernas. Hoy es muy importante comprender cómo los factores de la globalización influyen en la integridad de la persona, su identidad y formación de significados. Esto se vuelve importante a la luz de la idea de que el alienamiento y la agresión son consecuencia de una identidad inmadura. Otro aspecto del presente tema es la definición de instrumento cultural para la conservación de la integridad de la persona, de su existencia conciente, de las bases humanistas de la vida social en condiciones de la globalización, categóricas en relación con el ser humano.
La psicología ha puesto en claro que el niño comienza a aprender a vivir en sociedad por medio de la comparación de sí mismo con los padres en los primeros años de vida (S. Freud), luego por los símbolos socioculturales y nacionales de la sociedad (E. Ericson, L. Vygotsky). La identidad como organización de la experiencia vital en el individuo integra su talento y sus posibilidades sociales, defiende la coherencia y la individualidad de la experiencia, preparando al individuo para los golpes que le provocan las rupturas en la continuidad del medio, la previsión de peligros internos y externos. Si la cultura deja de plantear al individuo imágenes vitales habilitantes, se conforma una identidad negativa, confusa, la capacidad de asimilar elementos negativos disminuye y surgen comportamientos destructivos aún en gente con identidad positiva.
PDF: Conferencia «La cultura de la autocomprensión»