Por April M. Short. La investigación de Brian Ferguson sobre los orígenes de la guerra, habiéndose remontado para ello al comienzo de la historia humana y la de nuestros parientes simios más cercanos, sugiere que la guerra no es parte de nuestra evolución. La guerra y toda su brutalidad llaman la atención y permanecen en la memoria. Los recuerdos de guerras y conquistas tienden a quedarse y ocupar el centro de atención en los registros históricos. Sin embargo, una narrativa centrada en la guerra pinta una imagen incompleta de la historia humana y de su naturaleza. Si bien existe una opinión popular en la comunidad antropológica de que la guerra es una tendencia evolutiva e innata de los humanos, también existe un rechazo a esa teoría. Existe un creciente argumento a favor de una historia humana que antecede por completo a la guerra y señala, además, que la guerra no es innata a la naturaleza humana, sino que es un desarrollo social y cultural que comienza en ciertos lugares concretos del mundo. Leer el articulo publicado en Pressenza