Piero Emmanuel Silva Arce.
Vivimos en una sociedad donde el estatus es lo que marca la meta de las vidas. El dinero, la posición social, los títulos académicos y el lugar geográfico donde se habite son algunas de las características que determinan qué tan exitoso es alguien. La competencia es tan ardua que produce violencia y muerte por doquier. Mientras las redes sociales alimentan este artificio, no nos percatamos que se reproduce un modelo donde algunas vidas son más dignas de vivir y otras no importan, son invisibles a la luz de los medios de comunicación masivos.