Susana LUCERO
11/05/2020
Desde los origenes de la humanidad, las civilizaciones han surgido y han desaparecido en la historia y en la memoria de los hombres, nos quedan restos materiales e historias de imperios y masacres, de evolución y disolución de religiones y creencias, ocasionalmente atisbos de momentos humanistas, también de violencia en todos los campos. La violencia como expresión de un modelo que se acaba, de un estado que no responde a las necesidades de su pueblo, o de una civilización que se derrumba y lleva en su caída a un gran conjunto humano, es un proceso histórico largo que genera al final un sistema cerrado en el cual no queda otra alternativa que la desestructuración de un mundo que ya no da respuestas. Leer el articulo publicado en el sitio Pressenza