Por Silvia Swinden,
Como forma de búmeran, la violencia no tiene competidores. Siempre vuelve a uno; siempre encuentra una reacción a su acción; siempre tiene consecuencias que son inesperadas, no deseadas e imparables. ¿Quién se beneficia más de la violencia desatada por los fundamentalistas en París y Nigeria? Muy probablemente los islamófobos, el Frente Nacional de Le Pen y sus clones europeos, sin olvidar que Israel se prepara para las elecciones. Y este estado de la situación beneficia a Netanyahu como el principal representante de la política de difusión del miedo; de la misma manera como respondió a la lluvia de misiles de Hamas desde Gaza, tal como Hamas deseaba y esperaba: brutalmente, sin pensar, sin piedad, dando a los antisemitas una inyección de vitaminas. Sin embargo, cualquier cambio en la opinión pública en contra de él bien puede haber sido neutralizado por los últimos ataques igualmente brutales, sin sentido y sin corazón de los extremistas. Él está invitando a los Judíos franceses a mudarse a Israel para estar “más seguros” (¡?).