Por Laura Lucía Romero Mireles.
Deben encontrarse formas de convivencia que den una posibilidad de acercamiento, aceptación y reconocimiento, así como buscar la paz, que evita la destrucción.
La violencia no se evita con separaciones, exclusión, candados, puertas, alarmas o armas, sino cuando se fortalece el uso colectivo de los espacios públicos y privados. Se controla cuando se establecen límites iguales para todos, y se previene cuando aprendemos a relacionarnos con los otros de una manera diferente, a partir de la igualdad, afirma la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Nelia Tello Peón. La coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Violencia Escolar y exdirectora de la entidad académica refiere que se debe entender que “somos iguales, pero diferentes, y tal diversidad es complementaria: no podemos ser humanos sin los otros, nos necesitamos mutuamente, y en esa complementariedad debemos hablar de un nosotros que construye una sociedad no violenta, en un modo de convivencia solidaria que se genera desde la aceptación”.