Juan Carlos Florez.
La insurrección ciudadana acaecida en Colombia refrendó con creces una verdad de a puño, que el estado, tal como está constituido hoy, no tiene la más mínima capacidad de responder a los reclamos que exigen reformas de fondo y no una mera operación de maquillaje, una inyección de bótox cuyos efectos desaparecen rápidamente y no pueden ocultar la ruina de las instituciones, carcomidas por la ineficiencia, el clientelismo, la malversación y el asalto descarado a los recursos públicos.
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