Juan GUTIÉRREZ
06/11/2018
En esa presentación voy a tratar de exponer la poca importancia que generalmente se atribuye y lo poco que se tiene en cuenta lo que los expertos coinciden en denominar «paz positiva» y nosotros llamamos «paz viva», que no es el rechazo a las violencias y guerras, la «paz negativa», sino este rasgo fundamental humano de aportar desde la propia vida vida y apoyo desinteresado a los demás seres humanos y a la misma naturaleza.
Cierto es que también rompemos, oprimimos, explotamos y dañamos vidas e incluso a la naturaleza, pero no es menos cierto que somos asimismo generadores, cuidadores, protectores de otros seres humanos incluso por el mero hecho de serlo y también de otras formas de vida y de la naturaleza entera. Lo que ocurre es que la tendencia general es destacar nuestros rasgos destructivos, nuestras violencias, y pasar en cambio por alto nuestros rasgos que nos mueven a compartir humanidad; de ellos si que nos damos cuenta, pero no los tenemos en cuenta y ahí está el problema: los sobreentendemos sin tratar de entenderlos.
Es ante todo y sobre todo necesario enfocar a la paz negativa de rechazo a las violencias y empeñarse en ese rechazo, pero el problema es que al hacerlo tendemos a desenfocar y desatender a la paz viva. El resultado es que el movimiento por la paz está más a la defensiva y es más encogido, menos esperanzador y más desviado de una paz reconciliadora de lo que debiera de ser. Leer el articulo completo