Marcelo COLUSSI
30/07/2019
¿Qué es la reconciliación?Pocos términos están tan cargados como el de «reconciliación». Cargado en todo sentido: política, emotiva, incluso filosóficamente; la asociación que se hace con lo religioso y su práctica de «perdón» es inmediata. De esa cuenta, «reconciliación» no es una palabra inocente, neutra, aséptica. Mucho menos neutros son, por tanto, los complejos escenarios en que aparece ni los procesos político-sociales en que se desenvuelve, en que intenta cobrar cuerpo. Un exhaustivo recorrido semántico en torno a su significado muestra que la nota distintiva que lo caracteriza, en cualquier definición que se presente, está en el hecho de retornar a un estado previo: el prefijo «re» implica retorno, regreso, hacer por segunda vez. «Re – conciliar», de esta forma, sería «volver a un estado previo de conciliación». Es decir: allí donde había armonía y equilibrio, y por algún motivo se rompió, volver a ese estado primero sería justamente la reconciliación. Según el Diccionario de la Real Academia Española, por tanto, reconciliar es «volver a las amistades, atraer y acordar los ánimos desunidos». En general cualquier definición de la palabra que podamos buscar resalta siempre esa misma esencia. Sin ánimo de abundar innecesariamente en una exégesis etimológica, citemos –sólo a título ilustrativo– otra posible conceptualización (del Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas): «restablecimiento de la amistad, el trato o la paz, después de desavenencia, ruptura o lucha». En definitiva, y casi a modo de síntesis de un recorrido filológico que no viene a cuenta presentar aquí, queda claro que lo que prima en esta noción es el «restablecimiento de vínculos que se rompieron a causa de un conflicto». Lire l’article publié sur le site Rebelión