Piotr K.Grechko. Seminario Científico Internacional.
Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos, Centro de Estudios Humanistas de Moscú, octubre de 2006.
La imagen de tolerancia en nuestra literatura y en la cultura en general es muy suave, y sentimental hasta el empalago; totalmente en el espíritu del famoso gato Leopoldo: “¡Vivamos como amigos!”. Al mismo tiempo, terminológicamente, la “tolerancia” es muy agresiva, fácilmente se traslada a otros territorios conceptuales, permitiendo comparaciones e identificaciones desmesuradas; dudosos injertos de sentido; generalizaciones y sustituciones sin fundamento. ¡Qué no se designa bajo el término “tolerancia”! La aceptación de cualquier desvío de lo debido en el pensamiento o el comportamiento; la cortesía mundana; la observación de las reglas de urbanidad de turno; la sonrisa de plástico “por obligación”; el fundamento del código de honor de la cultura corporativa; la energética de la alegría por la comunicación con el par; el medio de contención de la agresividad interna, creciente a medida que se instaura la sociedad global; la actitud sumisa o resignada hacia alguien o algo; la capacidad de perdonar; la condescendencia, la complacencia, la benevolencia, la “apertura mental”, la caridad, el compromiso, el proteccionismo…