Pilar RAHOLA
17/10/2019
No hay camino para la paz, la paz es el camino”, afirmaba Gandhi en su icónica frase, convertida en modelo de vida y en forma de lucha, y que ha inspirado la filosofía de todos los movimientos de no violencia en la persecución de sus ideales. Esta misma filosofía ha sido, invariablemente, la que ha movido el talante del gran movimiento cívico catalán que ha sacudido la historia reciente de Catalunya, y poner en duda esa firme voluntad, tanto de los líderes del procés como de la absoluta mayoría de la población, es sencillamente indecente. Hay que recordar que Puigdemont, Junqueras, Romeva o, muy especialmente, los dos Jordis , han dedicado toda su biografía política a defender la vía de la no violencia como la única vía aceptable en la defensa de su causa. Es evidente que eso no evita la posibilidad de que exista alguna cabeza hueca, pero también lo es que, cada vez que ha habido alguna acción agresiva, todos los referentes independentistas han salido en bloque a rechazarla. Sin ir más lejos, ayer mismo lo expresó Junqueras en un tuit inapelable: “Todo el apoyo a las movilizaciones y a las marchas masivas y pacíficas. Ninguna violencia nos representa”. Hablaba por boca de todos los presos, y ello, a pesar de estar sufriendo la violencia de una prisión derivada de un juicio político. Leer el articulo publicadfo en La Vanguardia